Los pequeños detalles de lo cotidiano es un alimento placentero para crear realidades alternas, desde experiencias firmes o resbalosas, algo en la mente exige y pide ayuda para comunicar, expresar o tratar de entender algo en esa trivialidad que muchas veces no van solo con el presente, si no con un futuro utópico o un pasado en tonos ocre. Los lápices y pinceles se han enredado en las manos desde la inconciencia; no son decisiones, ni sueños, ni metas por cumplir, son más bien accidentes, bellos problemas que florecen desde un tierno trazo, desde un impulso por llegar a un detalle, una satisfacción que parece perderse por un segundo en la eternidad y que causa explosiones de formas y colores. Coincidencias y accidentes, un camino con una corriente que lleva al mismo punto: crear, crear y volver a empezar, dejar la vida y nacer de nuevo, nacer en sí mismo y en el arte. En los rostros, imaginaciones, preguntas por resolver y simple placer, Ander ha plasmado con carboncillo, tintas, pinturas en análogo y ahora en digital, cosas que desde niño ha sentido la necesidad de hacer, hoy en el presente busca crecer como artista con pequeños aportes que han marcado un punto de partida en este mundo genial del arte, inspirado en referentes actuales que han estado ligados a la ilustración, diseño y arte en general, como también en grandes exponentes de la escena mundial y local.